Opinión: Directora OTL ULagos sobre la mujer en la academia

Investigación, academia y género

No importa de dónde vengamos, en mayor o menor grado, todas hemos vivido situaciones de desigualdad de género

No es coincidencia que cuando un grupo de mujeres se reúne para abordar temas de género, las historias que comparten tengan tanto en común. No importa de dónde vengamos, en mayor o menor grado, todas hemos vivido situaciones de desigualdad de género -que en ocasiones- pasan inadvertidas. Y es que al parecer, nuestras antecesoras han implantado en nuestro inconsciente la idea de que hay cosas que por ser mujeres, no podemos hacer; profesiones que no podemos ejercer, cargos que no podemos ocupar, porque están reservados para los hombres.

Según datos recientes del Ministerio de Economía de Chile, en muchos de los países de la OCDE, no hay brechas de género en el acceso a ningún nivel de enseñanza, pero se observa una fuerte segregación en carreras que tradicionalmente han sido masculinizadas, asociadas a las ciencias, la tecnología, ingeniería y matemáticas. ¿Dónde se construyen mayoritariamente esas brechas? A lo largo de toda la vida, pero particularmente en el sistema escolar se reproducen estereotipos de género que obligan a categorizar ciertas tareas como «masculinas» y «femeninas» lo que más tarde se torna determinante al momento de elegir una profesión. Si a esto le sumamos el gran desafío de la maternidad, la duplicidad de funciones y la discriminación laboral, el camino se torna aun más difícil.

En este contexto, el mundo académico no es la excepción. Si bien la presencia de mujeres en la investigación ha ido en aumento, en la mayoría de los países iberoamericanos su participación es inferior al 50% y en Chile no llega ni al 32%, según los datos de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana (RICyt). Con respecto a la docencia, la presencia de mujeres en las aulas de las universidades chilenas alcanza al 42%, cifra que disminuye al 37%, si consideramos solamente a las universidades del CRUCH. En cuanto a los cargos directivos en Latinoamérica y el Caribe, y aún en la Unión Europea, la participación de mujeres es escasa, evidenciándose que sólo alrededor del 20% de las universidades son dirigidas por rectoras.

Hay por hacer. Pero para avanzar en equidad de género no basta con cumplir leyes de cuota y levantar políticas. Debemos trabajar en la eliminación de los estereotipos de género, e involucrarnos en igualdad de condiciones en todas las tareas implícitas en el plano laboral, personal y familiar.

Paola Ballerino, directora de Innovación y Transferencia Tecnológica ULagos